miércoles, 29 de mayo de 2013

EL DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD REGULADORA DEL LENGUAJE

FUNCIÓN PROPULSORA

1.- De 10 meses a 2.0 a¤os.

1:00-3:00
(INFANCIA TEMPRANA
INICIACION PREESCOLAR)


Luria (1979,1980, 1984, 1986), al  realizar el  análisis funcional
de   esta  etapa   considera  que  la  función  impulsora, incentiva  o  propulsora comienza  a  desarrollarse  aparentemente en el
segundo año de vida.

La  instrucción  del  adulto  elicita  una reacción de orientación
especifica   que   produce   una    acción    motora    programada
automáticamente,  que  influye  sobre las acciones posteriores más
que  una instrucción verbal opuesta a la acción iniciada.

Esta  respuesta es fácilmente alterada  por  la influencia directa
de  los  objetos que provocan una fuerte reacción de orientación.         Es  decir,  en  esta  fase  del  desarrollo  la acci¢n del ni¤o es
todav¡a predominante, aunque la palabra del adulto ha adquirido ya
una funci¢n de iniciaci¢n y orientaci¢n todav¡a no  puede  inhibir
la  acci¢n  ya comenzada y todav¡a menos hacer que el ni¤o pase de
una acci¢n a otra.

Y esto se debe a que  el  ni¤o  en  esta  etapa  no  tiene  medios
internos de control.

El objeto, denominado por la palabra y reforzado por la acci¢n, es
mejor  fijado por el  ni¤o   y  ,ste  puede  cumplir correctamente
la tarea.

S¢lo  instrucciones  verbales moduladas con un determinado tono de
voz e insertas en una situaci¢n activa y definida pueden  producir
una reaccion en el ni¤o.

SIGNIFICADO DE LA PALABRA

Esta etapa del desarrollo de   la  autorregulaci¢n  corresponde
con  la  etapa  simpr ctica del desarrollo del significado  de  la
palabra, es decir, que  el   ni¤o   comprende   las   palabras  en
funci¢n  de una serie de factores complementarios,   situacionales
(simpr xicos).

El significado inmediato de la palabra   puede   depender   de  la
situaci¢n  en  la  cual  se  encuentra el ni¤o, qui,n pronuncia la
palabra dada y con qu, entonaci¢n de voz se dice, si se acompa¤a o
no de  gestos, etc.

En  esta  etapa,  al  mediar el segundo a¤o de  vida,  la  palabra
o¡da  por  el  ni¤o m s que designar un objeto determinado, sucita
cierta acci¢n y gestos, diferenci ndose poco de otras se¤ales.

La palabra a£n no tienen una funci¢n designativa estable, m s que
designar  un objeto determinado,  designa   s¢lo rasgos sueltos ,
inestables  que se destacan en funci¢n de la situaci¢n. Rasgos que
son  los  m s  informativos,  y   de   ning£n   modo   el   objeto
globalmente considerado. La  catalogaci¢n  precisa  de  un palabra
no aparece en las etapas tempranas.

En esta fase inicial la funci¢n propulsora de  la  palabra  se  ha
desarrollada,   pero   la  funci¢n  inhibitoria  no  est   todav¡a
suficientemente  determinada.  Luria  (1980)  explica como en esta
etapa no se logra inhibir la acci¢n iniciada  por  la  instrucci¢n
del adulto en los siguientes terminos.

La funci¢n reguladora de la  palabra  en  la edad temprana s¢lo se
concerva si la  palabra  no  entra  en  conflicto  bien   con   el
reflejo   inmediato   de   orientaci¢n,   bien  con las conexiones
inertes surgidas por  la  primera  instrucci¢n  o  con  la  acci¢n
empesada  por  el  mismo  ni¤o.  O  por  estimulaci¢n  cinest,tica
producida por  la  actividad  iniciada, que  intesifica la  difusa
excitaci¢n  nerviosa,  manteniendo  la  acci¢n  iniciada de manera
estereotipada, dejando  sin  efecto una nueva instrucci¢n, la cual
intensifica la acci¢n estereotipada.

Y  esto  se  debe  entre  otras  cosas a que la palabra depende de
factores  no  verbale   sino   situacionales,   simp xticos.
Estas  dependencias simp xicas son las que determinan los procesos
de regulaci¢n del comportamiento, y a partir  de  ellas  se  crean
mecanismos  de  incentivaci¢n  e  inhibici¢n  que acontinuaci¢n se
explican.

1.1.-  Perturbaci¢n  de la funci¢n reguladora de la palabra por el
reflejo  inmediato  de  orientaci¢n.

El   reflejo   de   orientaci¢n  es una forma de respuesta que se
desencadena en presencia de est¡mulos salientes y novedosos, para
los que el organismo no dispone de ningun <<modelo  neuronal>>  o
esquema.
Estas respuestas decaen  cuando  sobreviene la habituaci¢n y cesa
la  curiosidad  en  la  medida en que el est¡mulo es sobradamente
conocido y, por lo tanto, se cuenta  con  un  modelo  neuronal  o
esquema satisfactorio del mismo.

La  palabra, por su carga simpr xica,   suscitar  una reacci¢n  de
orientaci¢n,  pero  la acci¢n se desviara hacia algun estimulo m s
llamativo, que  se  encuentre dentro de su plano visual.  En  este
caso  el sentido de la palabra depende de la situaci¢n concreta en
que se da la instrucci¢n.

Por lo que la funci¢n reguladora de la palabra, se  concerva  s¢lo
hasta  que  no  entre  en  conflico  con  las  condicciones  de la
situaci¢n externa. Ya que su significado depende de la situaci¢n y
de ciertos rasgos que resalta la palabra, que al contraponerse con
una  nueva  la situaci¢n la palabra pierde su funci¢n  reguladora,
provocando con ello respuestas difusas.

La  palabra,   que   dirige   con   facilidad  la  conducta en una
situaci¢n carente de conflicto, pierde su papel  regulador  si  se
produce  una reacci¢n  de orientaci¢n inmediata ante un objeto que
o bien est, m s cerca, o bien sea de colores m s vivos, o sea  m s
interesante.

1.2.- Perturbaci¢n de la funci¢n reguladora de la palabra por  las
conexiones inertes surgidas por una instrucci¢n anterior.

Se sabe que  la  palabra  sucita  fisiol¢gicamnte  un  determinado
sistema  de  conexiones  en  el  c¢trex  cerebral.  En  un sistema
nervioso normal estas conexiones poseen un  gran  movilidad  y  se
sustituyen  f cilmente  las  unas  a las otras. La din mica de las
conexiones sucitada por la palabra, es mucho mayor que la din mica
de las conexiones sucitadas por se¤ales inmediatas.

Sin embargo, la din mica de los  procesos  nerviosos  en  el  ni¤o
peque¤o  se  todav¡a insuficiente, y las conexiones producidas por
las  palabras  poseen  en  etapas  tempranas  del  desarrollo  una
considerable  inercia.  Esta  insuficiencia en la movilidad de las
conexiones   en   etapas   tempranas   del   dessarrollo   podemos
considerarlo  como el punto de partida para medir la solidez de la
funci¢n reguladora de la palabra (Luria, 1979).  DX


1.3.- Perturbaci¢n  de la funci¢n reguladora de la palabra por la
continua estimulaci¢n cinest,tica.

En  ni¤os  de  18  a 24 meses las instrucciones verbales no pueden
inhibir, alterar una  acci¢n ya  iniciada;  o  hacer que  el  ni¤o
pase  de una acci¢n a otra  una por el contrario, s¢lo conseguir n
intensificarla. En esta fase del desarrollo la acci¢n del ni¤o  es
todav¡a predominante.

La  funci¢n  inhibitoria  de  la  palabra no se logra debido a la
continua  estimulaci¢n  cinest,tica  que  produce   la   actividad
iniciada, que intensifica la  difusa excitaci¢n nerviosa del ni¤o
y terminar   por  inducirle  a   mantener  la   accion   iniciada,
dejando    sin    efecto   una  nueva  instrucci¢n  verbal, qu, no
logra interrumpir el proceso de excitaci¢n  ampliamente irradiado,
sino  que,  en  muchos casos,  contribuir  a  intensificar  
el  sistema  de reacci¢n motora dominante en aquel momento.

1.4.- Perturbaci¢n por la ausencia de un sistema sit,tico.

Jakovleva (citado por Luria 1980) demostro  que  en  ni¤os   entre
los   18  y 24 meses, la instrucci¢n verbal no presenta un sistema
sistema sint,tico; act£a a£n  de  un  modo   fragmentario.

Este modo fragmentado de actuar, esta causado por  la  incapacidad
del ni¤o  por  lograr  la  sintesis  de los elementos que exige la
instrucci¢n formulada en una frase (Luria, 1984).

Ya  que en las  primeras  etapas del desarrollo del significado de
la palabra,  el  ni¤o  separa  y  recuenta  s¢lo  y exclusivamente
los  sustantivos    o    las    unidades    sem nticas  concretas,
haciendo  caso  omiso  de los verbos y de las palabras auxiliares.

Cada palabra aislada que forma parte de la  frase  suscita  en  el
ni¤o   una  reacci¢n  orientativa  inmediata,  ya que las palabras
aisladas ya  han  adquirido  una   funci¢n  de  arranque  bastante
s¢lida.  Pero  la inhibici¢n de las reacciones inmediatas ante sus
distintos fragmentos, resulta ser todav¡a inaccesible.

Si una instrucci¢n compleja, que implica una respuesta determinada
por dos  eventos,  por  ejemplo:

las  palabras <<cuando veas la luz>> producen  reacciones directas
de  orientaci¢n, el ni¤o comienza a esperar la se¤al luminosa;

las  palabras  <<aprieta   la   perita>>  producen  una  reaccci¢n
motora directa  que  sigue  siendo  difusa  y  permanece   en   un
ciclo de movimientos no  controlados  por  el  lenguaje.  Las  dos
instrucciones producen una acci¢n directa.

La  presentaci¢n de la se¤al luminosa produce una reacci¢n directa
de orientaci¢n; no asume la debida  propiedad  de  se¤alizaci¢n  y
actua  como agente inhibidor externo que provoca la discontinuidad
de las reacciones.

Por  otro,  la  acci¢n  de  apretar  la perita se mantiene incluso
despu,s de que la luz ha desaparecido, como ciclo  de  movimientos
reflejos  no  coordinados  con  la  se¤al,  hecho  que  revela  la
naturaleza difusa de la excitaci¢n motora, desde el momento en que
el ni¤o no es  virtualmente  conciente  del  hecho  de  que  sigue
apretando la perita y sus movimientos son incontrolados.

En esta  primera  fase   del  desarrollo de  la  regulaci¢n de los
movimientos, producidos por la instrucci¢n verbal del  adulto,  la
cual producia respuestas difusas, s¢lo puede obtener   cuando   la
propia  reacci¢n  motora  produce    una    se¤al    esteroceptiva
diferente   que   indica      el  efecto   de   la  acci¢n.  O  se
introducian  se¤ales adicionales  confirmativas  del  cese  de  la
respuesta  motora, lo  que producia la extinci¢n de las respuestas
difusas.

Las reacciones motoras  dependen  directamente  del  car cter  del
est¡mulo, por lo que   una  estimulaci¢n  prolongada  produce  una
reacci¢n motora estereotipada.

En esta etapa el lenguaje  tiene  un  papel  ejecutor,   pero   el
control   del  movimiento  esta  determinado  por  las condici¢nes
concretas  en  que se desarrolla la actividad.

1.- la imagen visual y su efecto orientacional.
2.- el tono en que se da la instrucci¢n.
3.- la inercia motora.

Al introducir las   aferencias   adicionales   de    confirmaci¢n,
como  un  reforzamiento visual, sonoro o  verbal   contingente   a
la   respuesta   de  iniciaci¢n  o  terminaci¢n, el movimiento  se
independisa  de  las  situaciones simp xicas, esto es del contexto
de interacci¢n y de las caracteristicas  concretas  del  est¡mulo,
permitiendo  al  ni¤o  responder adecuadamente a las instrucciones
verbales,  sin  embargo  esta  respuesta  depende  de  la   fuerza
adicional  que  le  es  cargada a la instruci¢n por las aferencias        
adicionales, si el ni¤o se desliga del  medio  experimental,  esta
independencia    esta    en   raz¢n   del   control  de  est¡mulo,
que  permiten  adquirir  una funci¢n de est¡mulo a la instrucci¢n,
dependiendo al fin de las caracteristicas simpr xicas del mismo.

Es por eso  que  cuando  se  trata  de  sustituir  las  aferencias
esteroceptivas por  el lenguaje  del  ni¤o  Luria encuentra que el
sistema  de  lenguaje  en  los  ni¤os   de  esta edad  es  todav¡a
demaciado  imperfecto   y   es  imposible    llegar    a   obtener
reacciones   verbales,   al    mismo  tiempo,   estas   tentativas
terminaban  por  ser  un  impedimento  a  las  reacciones  motoras
organizadas del ni¤o.

El  ni¤o  es  incapaz  de  realizar simultaneamente  una respuesta
motora   y   verbal.   Las   reacciones   verbales   se   borraban
inmediatamente  o  se  produc¡an  de  una forma estereotipada, sin
ninguna conexi¢n con la  se¤al;    adem s,    en   algunos   casos        
comenzaron   a   inhibir  las reacciones motoras del ni¤o actuando
de inducci¢n negativa.

Para Yakovlieva (citado por Luria 1984)  El  lenguaje  activo  del
ni¤o,    resulta     tan   insuficientemente  desarrollado   y  la
neurodin mica sobre la  que  ,ste  se  basa es  tan inerte, que el
ni¤o cordina con dificultad  una  orden verbal con la  se¤al  y  a
menudo  empieza  a  pronunciar  la orden  de   forma  innecesaria,
estereotipada.

El  ni¤o  de  esta edad todav¡a  no puede crear procesos nerviosos
que incluyan tanto el eslab¢n verbal como el  motor,  y  no  surge
ning£n  papel regulador de la palabra.

En este punto Luria (1980, 1984, 1979) considera  que  la  aspecto
del lenguaje enervante motor (de impulsos), que crea los  procesos
nerviosos  de  que  conectan  los  eslab¢nes  verbales  y motoras,
comiensa a  consolidarse  y es bajo este sistema enervante que se
construye    los    futuros    procesos    autorregulatorios.


FUNCIàN INHIBITORIA.

Etapa inhibitoria, la segunda etapa de desarrollo (m s o  menos  a
los  3  a¤os),  el  ni¤o  en  esta  etapa tiene m s dominio de las
fuciones  comunicativa  e  informativa,  empiesa  a distinguir las
funciones de  generalizaci¢n y  de   auto-regulaci¢n,  adquiriendo
mayor control sobre su conducta.

En esta etapa el control se produce si la actividad precede  a  la
instrucci¢n del adulto.
El  lenguaje activa al sistema motor, lo biologico se subordina al
control  psicosocial,  el   ni¤o facilmente controla  su lenguaje;
pero no logra autorregular su sistema cognitivo-motor.

Y  esto  se  debe,  segun   Luria,   porque   las   funciones   de
generalizaci¢n  y  de autorregulaci¢n, no se encuentran totalmente
diferenciadas.   El   control   cognitivo  en  esta  etapa  se  da
parcialmente entre mentes y parcialmente en la  propia  mente  del
ni¤o.

La activa   manipulaci¢n   de   las   funciones   informativa    y
comunicativa  y  algunos  usos  de las funciones de generalizaci¢n
y   control;   y  un  alto grado de  control general en el espacio
dende se desarrolla la interacci¢n, permite al  ni¤o  inhibir   la
actividad  motora. Luria (1980) descurio que los ni¤os que  tenian
esperiencia  educactiva  pueden,   sobre   la  iniciativa  de  los
adultos, comenzar a  responder  apropiadamente a las instrucciones
que  son semanticamente m s complejas a un  simple  incentivo;  el
rol  de  la  instrucci¢n  verbal  en  este   caso no   se   raliza
por  la palabra aislada, sino por la conexci¢n y la sintesis entre
ellas que son parte de  una  instrucci¢n.

Para los ni¤os que tienen experiencia educativa,  sus   respuestas
verbales ya estan coordinadas  con  la se¤al de iniciaci¢n  y  los
per¡odos  latentes  son    mucho   m s  estables  que  los de  las
reacciones motoras. No se observa ning£n comportamiento verbal que
perseverase con independencia de  la  se¤al  ni  desaparec¡an  las
respuestas de  forma gradual.

Estos  datos  demuestran  que  la  neurodin mica de las reacciones
verbales  simples  es  a  esa  edad  mucho  m s  perfecta  que  la
neurodin mica  de  las  reaaciones  motoras, y se muestra bastante
concentrada y m¢vil (Luria 1980, p. 69).

Por otro, tambien observa que al introducir se¤ales esteroceptivas
de  control, se¤ales visuales, sonoras; el efecto de estas se¤ales
se hace todavia m s perfecto y claro en los ni¤os de 3 y 3.5 a¤os.

Y   al   sustituir  la  acci¢n  reguladora   de   las   aferencias
esteroceptivas  por la orden verbal dada por ni¤os de 3 a 3.5 a¤os
regulan su comportamiento motor.

Eliminando  completamente  lo  difuso  de  los  procesos  motores,
cordinando   perfectamente   los  movimientos  con  las   se¤ales,
otorgando un car cter claro y organizado.

Sin embargo Luria observo que si se suspende el  refuerzo  verbal,
las  reacciones  motoras  vuelven adquirir un car cter difuso y se
hacen poco controladas.

La introducci¢n de se¤ales verbales autogeneradas, pone fin  a  la
dependencia  de  las  reacciones  motoras respecto al car cter del
est¡mulo y las subordina, en cambio, a la tarea  formulada  en  la
orden verbal.

El  ni¤o  subordina  su  movimiento  a  su  orden  verbal,  que se
convierte as¡ en una conexi¢n entre el est¡mulo condicionado y  la
reacci¢n que controla el movimiento.

S¢lo  a  la  edad  de 3.0 a¤os  la neurodin mica --- fundamento de
los procesos mentales  ---    resulta  lo  suficientemente   m¢vil
como   para    que   la  orden   verbal  del propio ni¤o empiece a
sincronizarse con precisi¢n a la se¤al  y  para   que,   como   un
eslab¢n   m s   m¢vil,  entrando  a  formar parte  del sistema con
la reacci¢n motora, empiece a  ejercer  sobre  esta  reacci¢n  una
influencia reguladora.

En  esta  etapa el ni¤o es  incapaz  de  inhibir  una  instrucci¢n
preliminar,  lograndol¢  cuando   empieza   a   darse  una  orden.
Concentrando  el   est¡mulo   difuso, a las   propias   reacciones
verbales   del   ni¤o.

A la edad 3.0 - 3.5 las   reacciones  verbales  del  ni¤o   poseen
una  estructura  compleja.  Fisiol¢gicamente,  son  ante todo unas
reacciones   motoras   del  aparato   del   lenguaje  y, por ello,
siempre est n relacionadas con el foco positivo del est¡mulo.

Por su significaci¢n, se trata de  sistemas  de   conexiones   que
en  primer  caso  possen  un car cter denotativo positivo, y en el
segundo nagativo.

En  este  punto Luria (1980,  1984, 1979) trata de identificar que
aspecto del lenguaje enervante motor  (de  impulsos)  o  sem ntico
(selectivo),  adquiere  su influencia sobre  el  trascurso de  los
procesos motores y por lo tanto un  papel   regulador,   para   lo
cual hace uso del concepto de aceptor de efectos y de feed-back.

II.- Aspectos  del  lenguaje  que  determinan  el control de las
respuestas motores

Para  explicar  esta  transici¢n  que  conduce  a la actividad
voluntaria,  Luria recurre al proceso  neuropsicol¢gico de aceptor
de efectos.

El  aceptor  de  efectos     funciona como un sistema capaz de
organizar planes de conducta y facilitar el dise¤o  de  objetivos
de  acci¢n,   este  mecanismo  permite  los  feedbacks, enervantes
y  sem nticos,  necesarios  para   la  correcci¢n  de las acciones
(aferentizaci¢n  de  retorno), evitando su inhibici¢n si con ellas
no se alcanza los objetivos deseados.

Cuando surgen discrepancias entre  el  aceptor  de  efectos  (que        
tiene  la  informaci¢n relativa al objetivo de las acciones) y el
resultado concreto, se  inicia  entonces  un  flujo  continuo  de
informaci¢n entre los niveles centrales y perif,ricos del sistema
nervioso,  que culmina una vez elaborado un nuevo plan de acci¢n,
m s acorde con el objetivo establecido en el aceptor de efectos.

1.- Principio de feed-back.

Luria  (1980)  identifica   el   feed-back   como   uno   de   los
factores  que  determina   la  regulaci¢n verbal de las respuestas
motoras.

``La  regulaci¢n  de  una  acci¢n  exige un sistema feed-back de
aferencia que d, una se¤al para la interrupci¢n de la acci¢n de su
ejecucuci¢n, se ha establecido, que sin dicho sistema de  se¤ales,
creado  por  el  efecto de la acci¢n, el mismo movimiento no puede
ser controladoïï (Luria, 1980 p gs. 57-58).

Cuando la se¤al de interrupci¢n aferente se estructura por se¤ales
verbales, este sistema tiene dos caracter¡sticas, que Luria (1980)
identifica como enervante y significativo.

2.-  Principio enervante de feed-back no especifico de impulso.

Consiste en la nervaci¢n de  ¢rganos  de  lenguaje   perfectamente
definidos  y  que  crean   un  centro  de  excitaci¢n  en  el  rea
motora-verbal de la corteza cerebral.

En  un  ni¤o  de  3  o 4 a¤os es perfectamente posible regular sus
reacciones motoras con ayuda de su propio lenguaje;  este  £ltimo,
en   realidad,   refuerza  la  acci¢n  de  la  instrucci¢n  verbal
preliminar y act£a consecuententemente de acuerdo con el principio
de las aferencias de feed-back.

Sin embargo, en esta primera  fase,  dicha  influencia  reguladora
deriva  m s de un aspecto del lenguaje del ni¤o no especifico y de
impulso que de su aspecto espec¡fico y dotado de significado.

En esta etapa la correspondencia  pr ctica  entre  el  significado
sem tico de  la  frase  y su papel regulador todav¡a no aparece.

El ni¤o comprende el significado  de  la   instruccion,   logrando
repetirla correctamente, sin embargo no la ejecutan correctamente.

Para  Luria  (1984)  esto  es una consecuencia  de la din mica  de
los  procesos nerviosos del ni¤o, que   todav¡a    no   posee   la
suficiente  movilidad,  destruye  primero  el   papel   regulador,
denotativo,  de  la  instruccion  verbal   y seguidamente  deforma
asimismo todo el sistema de las conexiones que ella encierra.

En  este mismo sentido Tikhom¡rov (1958, citado  por  Luria  1979)
considera que la  propia  reacci¢n  verbal  del  ni¤o de 3  a  3.5
a¤os influye,  por consiguiente, no con su aspecto  sem ntico,  no
con las conecci¢nes selectivas que sostiene   este  aspecto,  sino
con su efecto inmediato  <<impulsivo>>.

Esta es la raz¢n por  la  que   la   influencia   reguladora   del
propio    lenguaje   del    ni¤o   posee  todav¡a  en  esta  etapa
un  car cter no selectivo, no especifico.

El  sistema   significativo   del   feed-back,   se   observa   ya
estructurado   en   la   siguiente  etapa  del  desarrollo  de  la
autorregulaci¢n, la etapa preparatoria o de solapamiento.

FUNCIàN PREPARATORIA O DE SOLAPAMIENTO.

3.- De 3.3 a 4.5 a¤os.
Etapa  preperatoria; se observa m s o menos a los 4 a¤os, el  ni¤o
diferencia  y reintegra las cuatro funciones basicas.

El lenguaje externo y la conducta son m s consistentes.  El   ni¤o
tiene   un  mejor  control  de  sus  propios  procesos cognitivos,
sin embargo es importante que   padres  y  educadores  forcen   al
ni¤o a hablar en cilencio para si mismo, llevando una conversaci¢n
con sigo mismo,  dandose  instrucciones  en voz alta y diriguiendo
su propia conducta.

La     capacidad    conciente   para   controlar   sus    procesos
cognitivos  y  actos,  representa  una  nueva  direcci¢n   en   el
desarrollo  de su sistema, aunque, la auto-regulaci¢n aun no es el
resultado del desarrollo del lenguaje interno.

Comparado con la segunda  etapa,  el  ni¤o  en esta tercera  etapa
adquiere totalmente el control conciente.

El ni¤o controla las  funciones  comunicativa  e  informacional  y
es  capas  de  generalizaci¢nes  bastantes  complejas de problemas
sem nticos  y  l¢gicos  a  trav,s  del uso  del  auto  dial¢go,  a
condici¢n  de  que  el  dial¢go se de en voz alta; el auto dialogo
en   silencio    conduce    arbitrariamente    a    la    conducta
auto-regulada.

En  esta etapa el lenguaje adquiere una funci¢n reguladora, y esta
no esta determinada por las caracteristicas simpr xicas del mismo,
sino por el significado. Por lo  que  los  procesos  de  feed-back
pasan de enervantes impulsivos a dotados con sentido.
El sistema  significativo de  feed-back   especificamente   dotado
de  sentido  incluye  un  sistema  de   conexiones  especificas  y
dotadas   de  significado que son producidas  por  el  lenguaje  y
que lo trasforman en una se¤al  compleja; esta £ltima ocaciona  un
determinado  sistema  de  reacciones  que se  muestra  ¡ntimamente
vinculado con el lenguaje.

Para  Luria (1980, 1984) este cambio radical se da en ni¤os de 4.5
a 5.5  a¤os,  el  ni¤o  capta  con  facilidad  el  significado  de
instrucciones verbales complejas; regulando su comportamiento   en
el  futuro  de  acuerdo  con  reglas  verbales  que  formula en su
interior y ya  no   produce   ninguna   reacci¢n   impulsiva  ante
una se¤al inhibidora.

Los  est¡mulos  inhibidores  producen  reacciones de impulso; s¢lo
cuando la presentaci¢n de se¤ales se acelera y se hace m s dif¡cil
diferenciarlas.

La instrucci¢n inhibidora autogenerada por el  ni¤o  act£a  ya  no
bajo  su  aspecto de impulso, sino en el espec¡ficamente dotado de
significado.

FUNCION DE AUTORREGULACIàN.

Cuarta   etapa, de autorregulaci¢n; aprocimadamente a la edad de 6
a¤os,  el ni¤o responde apropiadamente a las instrucciones de  los
otros, y a  las auto-istrucciones de el mismo.

Es  habil  para  llevar  acabo  tareas  de  un contenido logico y
sem ntico complejo, resuelve sus problemas a traves de un dialogo
silencioso.

La  tendecia  a  realizar un dialogo con sigo mismo en voz alta se
mantiene por algunos a¤os m s; pero cuando es necesario,  el  ni¤o
puede resolver problemas en silencio.

Luria  plantea  que  el  ni¤o  al  tener  el dominio de las cuatro
funciones  basicas  del  lenguaje, construye la    infraestructura
cognitiva     que    le    permite    formar     auto-guias.    La
auto-regulaci¢n de aqui en adelante es totalmente intramental.

La transici¢n de un sistema primitivo, indiferenciado de cognici¢n
y comunicaci¢n a un sistema diferenciado  e  integral; esto es  el
dominio  de  la  infraestructura  cognitiva por parte del ni¤o, no
significa que la autorregulaci¢n se encuentre concluida, para esto
es    necesario     la     intervenci¢n     de     los     sietmas
afectivos-motivacionales.
Esto significa que el ni¤o ya posee una infraestructura cognitiva
que le permite concientemente entender el mundo de la experiencia.

El    ni¤o   diferncia   completamente   y  reintegra  las  cuatro
funciones del lenguaje, investido con   la   capacidad   para   la
auto-regulaci¢n,    puede    ahora   llegar   productivamente   al
auto-dialogo silencioso y ser capaz de planificar u  predicir  sus
acciones  futuras en silencio; la conducta ahora es controlada con
el auto-dialogo en voz alta y hacia uno mismo.

Los descubrimientos de Luria presuponen que la adquisici¢n de  las         funciones  comunicativa  e informacional, que es un indicador del
desarrollo del lenguaje significativo, se produce m s rapido que
el desarrollo del control del ni¤o sobre su propio  aparato motor.

Al mismo tiempo el rapido desarrollo de las funciones comunicativa
e informacinal, es el medio  por  el  cual  se  logra  el  control
cognitivo.

En  esta  etapa  cuando   se  introduce un refuerzo verbal con una
se¤al inhibidora, en ni¤os de 5 o 6 a¤os, se reduce  a  la   mitad
el  n£mero  de  las reacciones impulsivas.

Pero se ha demostrado que un ni¤o de unos 5  a¤os  es  incapaz  de
llevar  a  cabo  la  exacta  ejecuci¢n  de una  tarea si tiene que
realizarla en silencio, bas ndose  s¢lo  en  el  recuerdo  de  las
instrucciones preliminares; pero, en cambio, el ni¤o puede superar
la prueba con una cierta facilidad si su realizaci¢n va acompa¤ada
de  sus propias reacciones verbales, que en este caso refuerzan la        
inhibici¢n  interior  o  fijan  la  secuencia  de  las  reacciones
positivas o inhibidoras.

En  muchos  casos  basta  con  reforzar  el an lisis verbal de las
se¤ales presentadas al  ni¤o  para  que  las  conexiones  verbales
interiores,  resulten suficientes para la futura regulaci¢n de las
reacciones motoras.

Interiorizaci¢n de la regulaci¢n verbal.

El  aspecto  esencial  que  caracteriza  a  esta etapa  se explica
porque  la  funci¢n  reguladora  aparece  trasferida  del  aspecto
no espec¡fico de impulso del  lenguaje  al  sistema  anal¡tico  de
conexiones  especificas y dotadas de significado que se producen a
trav,s del lenguaje. Adem s, y esto es  todav¡a  m s  interesenta,
tal  funci¢n pasa al mismo tiempo del lenguaje externo al lenguaje
interior del ni¤o.

En  este  sentido  la interiorizaci¢n del lenguaje biene precedido
por el traslado de la regulaci¢n externa donde el  lenguaje  juega        
un  papel enervante, no especifico de impulso al  lenguaje  dotado
de significado.

Sin embargo, Luria (1979) considera que  esta  interiorizaci¢n del
papel   regulador   del  lenguaje  que   se   da   en  esta  etapa
requiere  cirtas  circuntancias importantes:

En seguida que el papel regulador pasa al  aspecto  sem ntico  del
lenguaje, el lenguaje externo se  hace innecesario. La  influencia
reguladora  pasa  al  sistema  de  las  conexiones internas,   que
sostienen  las  palabras,  las  cuales  empezan  a   ejercer    su
influencia  selectiva   en  la  orientaci¢n  de   las  posteriores
reacci¢nes motoras del ni¤o.

Este   sistema   de   conexiones   sint,ticas,   reducidas,    que
surgen   sobre   la  base   del  lenguaje   interno,   constituyen
precisamente  el  nivel  superior de  regulaci¢n  de  la  conducta
que es caracter¡stico para el hombre.

Surgido  en  las  etapas  tard¡as de  la  ontog,nesis,  empieza  a
desempeñar   un  papel  rector  en   la   recodificación   de   la
información   que   llega   al   sujeto  y  en  la  creación   del plano
somíntico  complejo  que  determina  la   estructura  de  la conducta.

Es   precisamente   este   nivel   el  que  permite  formular  las
reglas que orientan la  conducta  del  hombre  y  que   constituye
la   base   de  los complej¡simos  tipos  de  las formas volitivas
de la actividad humana.

AUDIO

No hay comentarios:

Publicar un comentario