MOTIVOS
Y SU IMPORTANCIA EN LA REGULACIÓN DEL COMPORTAMIENTO
La subordinación de los
Motivos se da por el choque entre
la
tendencia del niño
a la acción
inmediata y la exigencia
directa o indirecta
del adulto a actuar según un modelo dado.
Es la subordinación
de los actos propios a la imagen que
los
orienta, como un
Modelo; esto es por
el surgimiento de las
representaciones primarias. Que
es un proceso de asimilación de
los modelos de
conducta, relacionados con la evaluación que les
dan los adultos.
De la subordinación de los motivos, que aparecen en los inicios de
la edad preescolar y se
desarrollan a lo largo de la misma; surge
un nuevo tipo de conducta,
que aparece mediada
por los
modelos orientadores de
conducta, cuyo contenido radica en las
funciones sociales de los adultos, en
sus relaciones hacia
los
objetos y entre s¡.
Los diferentes tipos
de actividad que
aparecen en este
período se caracterizan, en que est n cada vez m
s estimulados,
no por los
motivos aislados entre
si, sino por un sistema de
motivos mutuamente subordinados.
Los motivos aparecen en razón de las condiciones
concretas de la
educación y de las relaciones que se forman entre el niño
y los
adultos, que condicionaría
la aparición de motivos subordinados
entre si. As¡,
en un niño,
u otro niño,
puede observarse
motivos rectores al que se
subordinan los demás,
el interés
inmediato hacia el
contenido de la
actividad, los motivos de
significado social o los motivos de
autoevaluación.
Esta correlación puede ser m s o menos estable y manifestarse
de
manera diferente, en
distintos tipos de
actividades y en
diferentes condiciones. Motivos de diverso contenido tienen lugar
también en distintos tipos de actividades del niño preescolar.
Matiushina (en kraftchenko
y Cruz, 1995) concluye en cuanto
al
desarrollo de los motivos en
niños de 2-3 años. Que los niños de
esta edad son muy indecisos e inestables en la toma de decisiones,
resultándoles difícil refrenar sus deseos.
El control de
la conducta en
esta etapa depende
de las
influencias simpráxicas del medio, por lo que esta se logra por la
aprobación, los elogios, as¡ como la reprobación y el miedo
ante
el castigo.
Los niños, de
esta etapa, no
subordinar sus impulsos a las
reglas sociales. Los deseos del
niño coexisten unos
junto a
otros, no correlacionándose entre s¡.
En este sentido las primeras limitaciones a la conducta del niño
est n vinculadas a las
relaciones de estos con los
adultos, con
los estímulos o los
castigos por parte de estos.
La lucha de los motivos en
esta edad se
manifiesta muy raras
veces; las acciones de los niños tienen en la mayoría de los casos
un carácter impulsivo. Por lo que la subordinación de los
deseos
a motivos, en la edad anterior a la preescolar no existe.
Es por eso que Matiushina (op. ct) considera que los niños de 3
a 5 años, no reprimen con
facilidad sus impulsos inmediatos,
la prohibición directa del adulto, no reforzada por otros motivos
complementarios, actúa como
limitante más débil de los impulsos
inmediatos.
En esta etapa, a la edad de 3 a 5 años, el estimulo y la
sanción
constituyen el motivo
m s fuerte; al principio la palabra del
adulto, comienza a surtir efecto, controlando la conducta del
niño, pero todavía
este control es muy
débil; cuando más
prolongada sea
la lucha de
los deseos inmediatos
y los
motivos-limitantes, por ejemplo
la instrucción negativa del
adulto, tanto mayores sean las probabilidades de que venzan
los
deseos; los motivos
de carácter moral comienzan
a ejercer
su influencia sobre
el resultado de la lucha de los
motivos,
pero con menor
eficacia que los motivos inmediatos que provocan
los estímulo y la reprobación. Solo en etapas tardías los motivos
asumen características ideales,
en ese momento el niño deja de
depender de la situación inmediata.
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